Un poco de historia

El ser humano lleva enterrando a sus muertos desde aproximadamente 100.000 años. Es muchísima la información arqueológica que nos ha proporcionado el estudio de las tumbas y sus ajuares en la Prehistoria y la Antigüedad clásica. Los cementerios, las tumbas, los sepulcros y los epitafios nos dan información de la relación que el hombre estableció a lo largo de los siglos con la muerte.
La palabra cementerio viene del griego (koimeterion) y en español significa “dormitorio”. Esta palabra fue introducida por los cristianos. Antes del cristianismo al lugar donde enterraban a los muertos se le llamaba “necrópolis” (ciudad de los muertos, en español).
Con la esperanza cristiana en la resurrección se le cambió el nombre por “dormitorio”, y por eso los cristianos decimos que los muertos están “descansando en paz” a la espera de la resurrección.
Para nosotros los cementerios son el lugar donde descansa el pueblo desde que este existe, y es un homenaje a todos nuestros antepasados que descansan en estos lugares sagrados.
Usualmente, los cementerios son comunitarios, es decir, en dicho lugar se encuentran las tumbas de los miembros de la comunidad, sin llegar a ser tumbas colectivas, pues cada difunto tiene su propio espacio determinado aunque, por decisión familiar, también pueden enterrarse varios familiares en el mismo lugar.